¿Todos los videojuegos valen?
La respuesta, evidentemente, es no. Se deben buscar aquellos que incrementen la capacidad de procesar información, las habilidades a la hora de resolver problemas y el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños. Además, deben emplearse con moderación y bajo supervisión de un adulto para asegurarse que son videojuegos adecuados para desarrollar la capacidad de concentración, autonomía y conciencia del esfuerzo de los menores. De hecho, niños con Trastorno por Déficit de Atención pueden concentrarse en este tipo de juegos ya que reciben una gratificación inmediata cuando cumplen objetivos. Aún así, es imprescindible tener en cuenta la edad mínima recomendada para jugar a un videojuego. No respetar esa restricción de edad puede afectar a los posibles efectos beneficiosos.