Tesla y los autómatas “Hay más de mil millones de robots activos en todo el planeta” Quizá Tesla se excede en su amor por los autómatas, ya que otras estimaciones dejan este valor en unas pocas decenas de millones, pero en cualquier caso nuestro inventor favorito volvía hacer gala de su ya legendaria capacidad visionaria. Sí, el mundo actual está repleto de robots. De hecho, para los analistas no había duda, tarde o temprano, Tesla dedicaría un teslablog a los autómatas.
Desde que en 1898 Nikola Tesla presentara en la prestigiosa Feria de la Electricidad del Madison Square Garden el primer prototipo de barco tripulado remotamente sin cable alguno de por medio, es decir, completamente teledirigido, su fascinación por la posibilidad de controlar máquinas a distancia no fue sino en aumento.
De hecho, para Tesla, aquella patente era el primer paso para alcanzar un futuro repleto de máquinas que no solo se pudieran controlar a distancia, sino que desarrollaran su propia inteligencia y autonomía, capaces de ejecutar todas aquellas penosas, duras, peligrosas o simplemente tediosas tareas que el hombre dejaría de realizar para siempre. Tesla estaba convencido de que tarde o temprano el hombre emplearía ejércitos de autómatas para dirimir sus contiendas en el campo de batalla, sin necesidad de que ninguna vida humana corriera peligro.
Sí, Tesla fue – como en tantas ocasiones – uno de los primeros en reconocer el potencial de los robots. “El futuro es de los autómatas”, y según confiesa, el principio fundamental para construirlos apareció antes sus ojos siendo aún muy joven: para construir un autómata perfecto bastaba en fijarnos en nosotros mismos. El hombre era el modelo. En sus propias palabras: “Somos autómatas controlados totalmente por las fuerzas del medio, zarandeados como corchos en la superficie del agua, pero confundimos el resultado de los impulsos del exterior con el libre albedrío” (My Inventions. Nikola Tesla).
A pesar de su fascinación por un mundo repleto de androides, no hay constancia es de que Tesla asistiera en 1922 al estreno en Nueva York de una extrañísima obra de teatro de un dramaturgo checo llamado Karel Capek. La obra se llamaba “R.U.R: ROBOTS UNIVERSALES ROSSUM”. Era una oscura y opresiva distopia donde seres humanos son ensamblados por piezas en una enorme cadena de montaje con la posterior misión de desempeñar las labores más ingratas de la sociedad. En la obra de teatro eran nombrados con el nombre de ROBOTS , que en checo viene a significar “trabajo duro”. Desde un punto de vista histórico esta es la primera aparición del concepto que con el tiempo daría nombre a toda una ingeniería: la robótica.
Pero si hablamos de autómatas, la cosa viene de más antiguo, de la Grecia clásica; de hecho, la palabra autómata procede del griego automatos, que significa “espontáneo o con movimiento propio”. Los primeros autómatas de los que se tiene registro los construyó, en algún momento entre los años 10 al 70, Herón de Alejandría, quien además escribió lo que podría considerarse el primer libro de robótica, “Los Autómatas”, donde describía sus mecanismos -la mayoría diseñados para el entretenimiento-, como aves que gorjeaban o estatuas que servían vino. La moda se extendió e incluso el gran Leonardo da Vinci diseñó al menos dos autómatas. Uno de ellos se considera el primero con forma humana y consistía en un caballero vestido con armadura medieval capaz de saludar en las recepciones reales. Leonardo lo diseñó en 1495, aunque no hay constancia de que lo construyera -algo que sí se ha hecho recientemente siguiendo paso a paso sus esquemas-. https://teslablog.iaa.es/tesla-y-los-…