Estrictamente hablando, una supernova es un evento: una explosión descomunal que en cuestión de segundos pone fin a una estrella que brilló poderosamente en el cielo durante cientos de miles o hasta millones de años. Para los astrónomos, ese evento se convierte en un objeto de estudio desde el momento de la explosión y durante las semanas o meses que la luz del estallido sigue siendo visible para un telescopio. Pero la acción que tiene ese evento descomunal (desmesurado y gigantesco aún para las medidas astronómicas), sobre todo el espacio circundante, persiste en el tiempo y transforma ese evento en un objeto celeste de larga duración. Se crean hermosas nebulosas, algunos de los objetos más bellos del cielo, que brillan por miles de años en todas las luces del espectro electromagnético (desde ondas de radio hasta los poderosos rayos gamma), con consecuencias extraordinarias sobre todo el material que hay a su alrededor. Esos objetos que sobreviven a la explosión de una estrella son los remanentes de supernova, y su estudio se vincula con temas tan amplios y diferentes como la nucleosíntesis, las estrellas de neutrones, los agujeros negros, la dinámica de las galaxias, el nacimiento de estrellas nuevas y hasta la arqueoastronomía. Las supernovas son, además, eventos indisociables de la presencia de vida en la Tierra.
Recorreremos brevemente los distintos tipos de supernovas, comentando las teorías más aceptadas en la actualidad para explicar las diferentes explosiones, así como su impacto sobre el medio interestelar circundante.
Conferenciante: Gloria Dubner
Filiación: Instituto de Astronomía y Física del Espacio (Buenos Aires, Argentina) y Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales