Se abre el telón, se ve la sala llena, el público emocionado aplaude de pie. Se agotaron las entradas. ¿Quién es el espectador, ese otro que está ahí atravesado por lo audiovisual, impaciente, infrecuente? ¿Cómo llegar a ese nuevo público que reclama otras formas de consumir arte?
Buscar la supervivencia del día a día muchas veces no permite priorizar encarar un trabajo profesional de comunicación y promoción de tu proyecto artístico.
Una marquesina irresistible, un programa bien diseñado, una página web amigable y práctica, una buena campaña de comunicación, un correo de agradecimiento; son tan importantes como lograr que un público se emocione y aplauda de pie.