Adriano nació con ceguera congénita, desde muy pequeño se enfrentó a muchas cirugías junto a su hermana Crystal, quien también es ciega.
Muy pequeño tuvo que alejarse de su familia para estudiar en un internado de la CDMX donde estudió la primaria. Tuvo que enfrentarse a la vida con su discapacidad, buscando sus propias oportunidades y defendiéndose de las injusticias.
Estudió psicología y la vida lo empujó para que se convirtiera en maestro de niños con discapacidad visual, con el tiempo se dio cuenta que justo esta era su misión de vida.
Dice Adriano que lo más importante es ser feliz y eso es lo que hay que enseñar a los niños con discapacidad.